jueves, 11 de marzo de 2010

¡Cómo te quiero!

Noche cerrada. Prisionera de su esfera de silencio y armonía, dormía ajena a aquello que no fuera tranquilidad y descanso.
-Las cuatro y cuarto. Otra vez.
Lo cogió y lo acercó a su pecho. No lo miró. Cerró los ojos y dormitó en silencio, dejándose mecer por las abrazadoras redes del duermevela.
-Las cuatro y media. Ya está.
Lo dejó y lo arropó. Lo miró. Él sonrió.
- ¡Cómo te quiero! Buenas noches, mi amor.
Con la ternura en su piel, volvió a la cama. Tumbada, con los ojos abiertos, se emocionó al pensar en la grandeza de la belleza de aquella sonrisa.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Precioso,
de la persona que mas te quiere.
Fran.